La revolución digital está cambiando aceleradamente el comercio. Los clientes han transformado sus estilos de vida e incorporado la tecnología en sus compras. Los entornos físico y online tienden a integrarse y a romper todos los convencionalismos.
Hoy vemos como las barreras entre sectores, productos y empresas son cada vez más difusas. Las tiendas físicas pasan de vender productos y servicios a ofrecer experiencias de compra. Y, sobre todo, hemos visto nacer nuevos modelos de negocio y competidores globales, que desde Internet y sin una sola tienda física, son capaces de enviar millones de referencias las 24 horas del día.
Pero el comercio online, que representa ya el 3,1% de la facturación minorista en España, es sólo una parte de la gran transformación digital que afronta el sector y que afecta a toda la estructura y estrategia de las compañías: desde los procesos de la cadena de valor, las operaciones y la logística; a la formación de equipos y la captación de talento; la reorganización de las tiendas en espacios omnicanal; la revolución de los medios de pago o la nueva relación con un cliente permanentemente conectado.
Nuestras empresas son conscientes de este desafío y están trabajando para adaptarse a este nuevo entorno. Por ejemplo, con un convenio colectivo firmado que, gracias al consenso de todas las fuerzas sindicales, introduce elementos novedosos en cuanto a conciliación, retribuciones, flexibilidad y trabajo en festivos.
La transformación digital no es el único gran vector del cambio en el sector. La sostenibilidad es desde hace tiempo una piedra angular del modelo de negocio de las empresas de distribución. Una mayor eficiencia en el uso de los recursos, el ahorro energético, la protección del entorno o la lucha contra el desperdicio, por citar algunas áreas de trabajo, son indispensables para responder a las demandas crecientes de los consumidores y garantizar la viabilidad del negocio en el medio plazo.
La coyuntura es favorable para emprender juntos grandes reformas en el sector. El comercio cerró 2017 con un crecimiento del entorno del 3%, encadenando cuatro años de recuperación de la facturación y el empleo. Y tanto empresas como consumidores están demostrando una gran capacidad de adaptación al nuevo entorno en el que vivimos. Por desgracia, buena parte de la legislación comercial ha quedado anclada en el siglo XX: mientras que una parte del comercio está sujeto a un corsé estricto que afecta a aspectos clave como los horarios, la fiscalidad o la libertad de establecimiento; grandes operadores online quedan al margen, convirtiendo en ventajas competitivas las limitaciones del resto. Por eso, desde ANGED demandamos un nuevo marco normativo moderno y flexible que responda a la realidad de nuestro mercado. Una mayor libertad regulatoria para poder competir en igualdad de condiciones.
Para reflexionar sobre la tienda del futuro, en nuestra última newsletter recopilamos la opinión de varios expertos, los temas de actualidad del sector y las historias sostenibles de nuestras empresas que puedes leer aquí.