El ecommerce en España mantiene el buen ritmo. Según el Informe de Comercio Electrónico del III Trimestre de 2015, publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), las ventas online superaron en los 5.300 millones de euros en el tercer trimestre de 2015, un 29,2% más que el año anterior.
A pesar de esta irrupción del e-commerce, ambas fórmulas, físico y online, conviven y se complementan ofreciendo a los usuarios una experiencia de compra más completa. Los consumidores apuestan por la omnicanalidad, es decir, una libertad de elección en los canales y el proceso de compra gracias a la integración de la tecnología. Para ello, a la hora de la elección del canal, los consumidores tienen en cuenta varios factores como el servicio, conveniencia, eficiencia, garantía y precio. Pero también cada vez más consumidores valoran la sostenibilidad y el cuidado al medio ambiente.
En este sentido, podría existir una percepción de que el comercio físico impacta más en el medio ambiente que el comercio online, por un mayor uso de infraestructura, logística o generación de residuos.
Sin embargo, los datos que muestran un estudio realizado por Deloitte Consulting indican que esta percepción es errónea. El informe señala que la compra física tiene un 7% menos de impacto medioambiental que la compra online, medida en términos de generación de CO2, especialmente si al realizar la compra se viaja en grupo. Y es que el comercio electrónico requiere de una gran inversión en materia logística. Además, la distribución del producto en este canal genera mayor impacto que en el comercio tradicional. La logística, el transporte, el alto consumo energético de los servidores y el embalaje son elementos poco o nada visibles para el consumidor final pero que elevan la huella de impacto significativamente, según el estudio.