- Afi estima que la flexibilidad de las compras ha permitido un ahorro en precios y en tiempo de en torno a 700 euros por cada habitante
- El comercio madrileño se ha podido adaptar mejor a la transformación digital, la fragmentación de los hogares y los nuevos hábitos de consumo
El director asociado de Afi, José Antonio Herce, ha presentado hoy el informe sobre Los efectos socioeconómicos de la liberalización de los horarios comerciales en la Comunidad de Madrid. El investigador ha destacado que desde 2012, la libertad comercial ha producido “mejoras del bienestar del consumidor” y “un impacto en la actividad económica de la Comunidad”. Además, el comportamiento del sector del comercio minorista ha seguido una mejor evolución en términos de empleo en Madrid que en el conjunto de España desde 2012.
En concreto, José Antonio Herce ha explicado que el impacto de la libertad comercial sobre la demanda se aproxima a los 2.680 millones de euros adicionales de aportación (directa, indirecta e inducida) al PIB de la Comunidad de Madrid. Este incremento de actividad habría llevado aparejado más de 15.500 nuevos puestos de trabajo y una recaudación de 1.107 millones de euros a las Arcas Públicas.
Los autores del informe señalan que la libertad de horarios impacta directamente en la capacidad de elección y gestión del tiempo de los hogares, empoderando al consumidor. Por otro lado, ha favorido una mejor experiencia de compra y contribuido a impulsar la competencia entre operadores comerciales.
Esta mayor eficiencia del mercado ha permitido reducir los precios del sector comercial en un 0,05% en el periodo 2012-2016. En otros términos, ha supuesto un ahorro en precios de 460 euros por habitante. Además, de no ser por la libertad de los horarios comerciales, la redistribución de las compras del domingo al resto de la semana habría supuesto un coste adicional para los consumidores de 1.030 millones de euros. Esto es, el valor del tiempo ahorrado por cada consumidor equivale a 240 euros.
El estudio analiza factores como la transformación digital, la competencia creciente del comercio electrónico, el turismo de compras o la fragmentación de los hogares, los cuales han dado lugar a nuevos estilos de vida y hábitos de consumo que requieren un comercio más flexible y abierto.
Por ello, frente a otros modelos proteccionistas más propios de hace tres décadas, el comercio en Madrid ha podido desenvolverse y crecer en un marco normativo moderno, adaptado a la transformación que vive el consumo hoy día.