La agencia de calificación Standard & Poor’s ha refrendado lo que los mercados y los principales servicios de estudios venían atisbando desde el inicio de este año: la economía española ostenta, por primera vez en muchos años, una «perspectiva estable». Y esa estabilidad en los riesgos ayudará a iniciar el despegue de la actividad.
S&P prevé un crecimiento de la economía española de entre el 1,3% y el 1,6% para los próximos dos años, impulsado por el vigor del sector turístico y las exportaciones, así como por las ganancias de competitividad y las reformas emprendidas en los últimos años.
Entre estos elementos que han permitido impulsar la competitividad de la economía, S&P apunta medidas que afectan de forma directa al comercio. En primer lugar, señala los efectos positivos de la ampliación de los horarios comerciales que se ha llevado a cabo con diferente grado de intensidad en las comunidades autónomas y en algunas grandes ciudades turísticas, a partir de la reforma promovida en 2012. Por otro lado, celebra las «reformas en materia de creación de empresas«, por ejemplo, la licencia exprés para nuevos establecimientos (afecta a los de menos de 500 metros cuadrados principalmente). Por último, la agencia puntualiza que la contención del IPC ha sido un factor clave para la mejora de la competitividad. En este sentido, cabe recordar que el IPC comercial ha crecido dos puntos menos que el IPC general entre 2008 y 2013, es decir, el ajuste en márgenes y precios del sector de la distribución y el comercio ha ayudado a contener la inflación.
Como se han encargado de recordar la mayoría de organismos nacionales e internacionales, S&P coincide en que la mejora de las perspectivas económicas no debería dejar aparcado el proceso de reformas.