Esta semana, en ANGED, hemos tenido la oportunidad de hablar con Nuria Oliver, informática científica especializada en Inteligencia Artificial (IA), quien nos ha explicado cómo está afectando al retail y cómo se presenta el futuro con esta nueva herramienta. Nuria Oliver se doctoró en el Media Lab del MIT y ha trabajado para Microsoft durante 10 años. En 2017 se convirtió en la Chief Scientific Advisor en Vodafone Institute, académica de la Real Academia de Ingeniería y colabora con instituciones como Harvard o Naciones Unidas.
P. Se está hablando mucho en la actualidad de la Cuarta Revolución Industrial, pero ¿en qué consiste? ¿cómo puede afectar a nuestra vida?
R. En los últimos tres siglos, hemos vivido cuatro revoluciones industriales. La Primera Revolución Industrial tuvo lugar entre los siglos XVIII y XIX en Europa y América. Se corresponde con la transición de sociedades agrarias y rurales a sociedades industriales y urbanas. Su principal impulsor fue la invención de la máquina de vapor, junto con el desarrollo de las industrias textil y metalúrgica.
La Segunda Revolución Industrial ocurrió justo antes de la Primera Guerra Mundial, entre 1870 y 1914. Supuso el desarrollo de nuevas industrias, como la del acero, el petróleo y la electricidad, con avances tecnológicos que incluyen el teléfono, la bombilla y el motor de combustión interna.
La Tercera Revolución Industrial hace referencia a la transición de dispositivos mecánicos y analógicos a tecnologías digitales. Comenzó en los años 80 y continua hoy en día. Avances tecnológicos de esta revolución incluyen los ordenadores personales, Internet y el desarrollo de las TICs.
Finalmente, la Cuarta Revolución Industrial -en la que no encontramos inmersos hoy en día- incorpora la ubicuidad de la tecnología digital en nuestras vidas y la unión creciente entre los mundos físico, biológico y digital. Avances tecnológicos clave incluyen a la robótica, la Inteligencia Artificial, el Big Data, la nanotecnología, la biotecnología, el internet de las cosas, la ingeniería genética, las impresoras en tres dimensiones y la informática cuántica.
Como cualquier otra Revolución, la Cuarta Revolución Industrial está transformando profundamente la sociedad en todas sus dimensiones: económica, social, laboral e incluso nos esta transformando a nosotros mismos.
P. Algunos comparan el previsible impacto de la IA con el de la electricidad durante la revolución industrial. ¿Cuáles piensa que van a ser sus principales beneficios?
R. El papel de la IA en la Cuarta Revolución Industrial se equipara al papel que jugó la electricidad en la Segunda Revolución Industrial porque, de modo similar a la electricidad, la IA es invisible, transversal, ubicua y escalable. Además, es actualizable (al consistir en software), compleja y nos permite, no solo analizar el pasado o interpretar el presente, sino también predecir el futuro.
La presencia de la IA en nuestras vidas y su capacidad para tener impacto positivo en la sociedad son innegables. Según PwC, el mercado mundial de la Inteligencia Artificial superará los 15 billones de euros a nivel mundial en 2030. En España, se estima que la adopción de la IA conllevaría un aumento de nuestro PIB en 0,8 puntos en los próximos años. El Foro Económico Mundial predice una transformación profunda del mercado laboral como resultado de la Cuarta Revolución Industrial y el desarrollo de la IA. En consecuencia, habrá una generación neta de 58 millones de puestos de trabajo en 2022. La clave es que dichos puestos serán de naturaleza muy distinta a los puestos que se verán desplazados por la IA, de manera que es crítico que invirtamos en la formación a los profesionales, sobre todo en aquellos cuyas profesiones se van a ver afectadas por la IA.
P. ¿Y qué contras o retos nos va a plantear?
R. La IA también tiene algunas características no tan positivas, como son la asimetría con respecto a quien tiene acceso a los datos necesarios para entrenar los algoritmos de IA y a las capacidades y conocimientos para hacerlo. Otro reto que nos plantea es la generación de contenido sintético (audio, video, texto e imágenes) indistinguible del contenido veraz, pero totalmente inventado, conocido como deep fakes. Finalmente, al consistir fundamentalmente en programas de ordenador (software), la IA no es invulnerable a ser hackeada.
Por tanto, como consecuencia de las características anteriores, el impacto de la IA no estará necesariamente distribuido de manera homogénea o justa en la sociedad. En consecuencia, deberíamos abordar con urgencia la elaboración de una estrategia nacional de Inteligencia Artificial para asegurarnos de que el desarrollo e implantación de la IA tienen impacto social positivo: una Inteligencia Artificial por y para la sociedad.
P. Teniendo en cuenta toda su experiencia en el área de la Inteligencia Artificial, ¿cómo ve la economía española con respecto a este tema?
R. En el contexto de la IA, es importante distinguir tres grandes elementos que contribuyen a la competitividad: la investigación en IA, la innovación en IA y la implantación y uso de la IA en el tejido empresarial. Creo que para poder ser competitivos en IA, deberíamos hacer una apuesta ambiciosa en estos tres pilares, además de invertir en el uso de la IA en las administraciones públicas, para ser mas eficientes, tomar mejores decisiones basadas en la evidencia y ofrecer un mejor servicio -más personalizado, eficiente y que responda a necesidades reales- a los ciudadanos/as. Todo ello podemos conseguirlo gracias a la IA.
P. La AI se ha convertido en un tema político por el impacto que tiene en la sociedad… y en la geopolítica. La Comisión Europea ha pedido a todos los países tener su estrategia sobre IA. ¿Cuáles cree que son las áreas de mejora que van a tener que abordar los Estados europeos en este campo?
R. Dentro del desarrollo de una estrategia nacional de IA debemos considerar seis dimensiones fundamentales, relacionadas entre sí:
–Tecnológica, para asegurar que investigamos, inventamos, desarrollamos y adoptamos tecnología puntera en IA;
–Legal/regulatoria, para actualizar nuestro marco legal de manera que contemple el uso ubicuo de sistemas de IA, siempre centrados en las personas;
–Ética, yendo más allá de la garantía de los derechos humanos fundamentales e incluyendo la justicia/no-discriminación, la transparencia, la benevolencia, la sostenibilidad, la diversidad, la igualdad y la no malevolencia, entre otros;
–Capital humano, invirtiendo en educación a todos los niveles: educación obligatoria (incluyendo una asignatura troncal de Pensamiento Computacional así como reforzando la creatividad y las inteligencias social y emocional de los estudiantes), educación a profesionales –sobre todo aquellos cuyas profesiones se van a ver afectadas por la IA, educación a la ciudadanía y educación a la clase política y miembros de la administración pública;
–Social, incorporando la IA en las administraciones públicas para, por ejemplo, mejorar la eficiencia de los procesos internos, proporcionar un servicio personalizado y permanente a los ciudadanos y optimizar la toma de decisiones basadas en la evidencia.
–Económica y laboral, asegurándose de que nuestra economía consiga crecer de manera sostenible e igualitaria gracias al desarrollo de la IA
Aunque no haya una estrategia de IA a nivel estatal, dos comunidades autónomas ya han publicado sus estrategias de IA: Cataluña y la Comunidad Valenciana.
La estrategia de la Comunidad Valenciana ha sido pionera en forma y fondo. Establece un marco para el desarrollo de una Inteligencia Artificial que sea competitiva, centrada en las personas y en el planeta e inclusiva, sin dejar a nadie atrás.
Justamente estas tres características son el foco de la nueva unidad ELLIS que estamos creando en Alicante. ELLIS es una sociedad europea formada por los mejores investigadores europeos en Inteligencia Artificial. Tras un proceso de selección de 28 propuestas competitivas, ELLIS selecciono hace 6 semanas 17 propuestas de establecimiento de unidades o nodos ELLIS en 10 países diferentes, incluyendo la propuesta que hice para la creación de una unidad ELLIS en Alicante. Es la única unidad no solo en España, sino en la Europa Mediterránea. Una unidad de investigación de excelencia con reconocimiento internacional y conectada con los mejores centros de investigación europeos en Inteligencia Artificial. La creación de esta unidad es una de las acciones incluidas en la Estrategia de IA de la Comunidad Valenciana.
P. La cuarta revolución industrial ya se está testando en sectores como el retail, donde la disrupción tecnológica y la aplicación de la IA está transformando los modelos de negocio e integrando el mundo físico y digital. A grandes rasgos, ¿cuáles son los mayores beneficios que puede suponer la Inteligencia Artificial para los retailers? ¿Cómo les puede ayudar?
R. En el contexto de retail, hay muchísimas áreas de aplicación de la IA, incluyendo la predicción de la demanda, la personalización de la experiencia de los clientes, las recomendaciones, la optimización de procesos de fabricación y logística, etc…
P. La IA está planteando igualmente algunos debates éticos y legales muy profundos en asuntos como la privacidad, la asimetría en el acceso a los datos y el conocimiento, los sesgos en las decisiones… ¿Cómo se puede encontrar un balance entre innovación y regulación?
R. Desde mi punto de vista, la regulación no es la enemiga de la innovación. Una mala regulación sin duda inhibe la innovación. Sin embargo, una regulación inteligente tiene la capacidad de estimular y fomentar la innovación.
Las características que considero fundamentales para el desarrollo de una Inteligencia Artificial con impacto social positivo se resumen en el acrónimo en ingles FATEN:
–F de fairness o justicia. Es decir, desarrollando tecnología que no discrimine.
–A de accountability, es decir, con clara atribución de responsabilidad; A de autonomía, valor central en la ética occidental, que asegure la libre elección de las personas, su libertad de pensamiento y acción; y A de aumento de inteligencia, en lugar de sustitución de la misma.
–T de trust, o confianza, pilar básico para conseguir un desarrollo tecnológico aceptado socialmente. La confianza se consigue con la competencia, la fiabilidad (es decir la competencia sostenida en el tiempo) y la transparencia y honestidad.
–E de equality o igualdad, es decir, contribuyendo a disminuir la desgraciadamente hoy creciente brecha entre los mas ricos y los mas pobres; de Educación, invirtiendo en educación en todos los niveles, desde educación obligatoria a educación a los profesionales, a la ciudadanía y a la clase política y de beneficencia, es decir, maximizando el impacto positivo, con sostenibilidad, diversidad y veracidad.
-Y finalmente N de no-maleficencia, es decir, minimizando el impacto negativo, con fiabilidad, reproducibilidad, seguridad y siempre preservando la privacidad de las personas.
Porque no podemos olvidar que no todo desarrollo tecnológico conlleva progreso.
A lo que debemos aspirar es al progreso. Desde mi perspectiva, el progreso conlleva una mejora de la calidad de vida de las personas, de todas, no de unas pocas, del resto de seres vivos y de nuestro planeta. La Inteligencia Artificial tiene el potencial de contribuir al progreso social. Por ello, espero y deseo que no dejemos pasar esta oportunidad.