El Black Friday es un fenómeno comercial global que ha ido consolidándose en el mercado español a lo largo de los últimos ocho años, tras su entrada en 2011. Con este día da comienzo para muchos la campaña navideña, adelantando las compras que tradicionalmente comenzaban días más tarde en diciembre. Así, el fin de semana del Black Friday se ha convertido en uno de los que mayores datos de venta para el comercio.
En concreto, y de acuerdo a los datos sobre comportamiento del consumidor recogidos Informe de Google, las ventas durante el Black Friday multiplican hasta un 220%, si se comparan con cualquier otra semana del resto del año. Además, hay quien aprovecha esta fecha para comprar artículos de mayor valor o, sobre todo, relacionados con las categorías digitales. Algunas de las conclusiones del estudio Black Friday Report, realizado por Milanuncios en 2018, muestra cómo los productos con más volumen de venta durante estas fechas son, principalmente, artículos relacionados con la tecnología.
Los ingresos podrían alcanzar los 1.600 millones, según Google
Para la presente campaña, las previsiones son que el comercio registre en España 1.600 millones de euros, según el informe de Google. Estas cifras suponen un incremento del 10% respecto al año pasado. El estudio revela, también, que el gasto medio por comprador para este 29 de noviembre será 256 euros.
En lo que respecta al comportamiento online de los usuarios, el año pasado se llegaron a los 15 millones de búsquedas con el término Black Friday, registrando una subida del 7% respecto a 2017. Más de la mitad del volumen de esas búsquedas (70%) se condensaron en las dos semanas anteriores al día señalado.
La competencia entre el ecommerce y las tiendas físicas está desequilibrada: siete comunidades prohibirán abrir al comercio el próximo domingo 1 de diciembre, lo que supone si cabe un incentivo extra para que los consumidores busquen y adquieran productos en grandes plataformas globales.
El desafío de mover 3,5 millones de paquetes
El Black Friday, que comenzó como un fenómeno 100% digital, ha permeabilizado a todo tipo de comercios y servicios. Es un fin de semana de grandes descuentos y afluencia a las tiendas físicas. Aunque en este sentido, la competencia entre el ecommerce y las tiendas físicas está desequilibrada: siete comunidades prohibirán abrir al comercio el próximo domingo 1 de diciembre, lo que supone si cabe un incentivo extra para que los consumidores busquen y adquieran productos en grandes plataformas globales, en detrimento de las tiendas físicas de su ciudad.
Así, según Google, el 65% de las compras en 2018 estuvieron relacionadas con el canal online. En esta línea, el presidente de la UNO (Organización Empresarial de Logística y Transporte) afirma que, debido a este pico de actividad, el lunes siguiente las empresas de logística tienen que comenzar su vorágine, haciendo frente a 3,5 millones de envíos. Pero la entrega de paquetes se alargará hasta las semanas posteriores con una media de 2,5 millones al día.
Las cifras que maneja UNO es que durante estos días promocionales se concentra el 8% del negocio anual. Por eso, sólo en sector logístico se refuerzan las contrataciones con 8.500 nuevos repartidores. Y, a pesar de prepararlo con mucha antelación, siempre hay algunos problemas que surgen igualmente. El más destacado es el relacionado con las devoluciones, que suelen ser muy abundantes en los días siguientes al Black Friday. Los consumidores, cada vez más exigentes, suelen reclamar la misma rapidez y eficiencia a la hora de devolver el producto que a la hora de recibirlo.
La cara B del Black Friday
Desde luego, el Black Friday no es un fenómeno estático y pone de manifiesto la velocidad de los cambios que está viviendo el consumo a nivel global. De hecho, está evolucionando hacia otras versiones de sí mismo como pueden ser el Singles Day de Alibabá (11 noviembre) o el Prime Day de Amazon en julio. En ambos casos, vemos como el entorno competitivo global ha acabado con los parámetros convencionales del comercio: Alibabá facturó este 11 de noviembre en su Singles Day más de 38.000 millones de dólares en 24 horas, un 25% más que el año anterior.
Entonces, si es evidente que la transformación digital y las nuevas tendencias de consumo han trastocado las bases del comercio tal y como se conocía hasta hace algunos años, ¿por qué se siguen planteando restricciones comerciales para los operadores con tiendas físicas?
En conclusión, el Black Friday es un fenómeno que además de dinamizar el consumo y transformar los hábitos de compra propios de final del año y campaña de Navidad, sigue suponiendo un desafío en todos los procesos y operaciones de las empresas. Al mismo tiempo, evidencia la brecha regulatoria que sigue existiendo en cuestiones operativas básicas entre ecommerce y tiendas físicas.