Hoy en día, las falsificaciones de artículos y su posterior venta ilegal suponen pérdidas millonarias para los comercios; hablamos de 6.766 millones de euros y 53.467 empleos anuales en España. El comercio de Madrid, en concreto, pierde anualmente 157 millones de euros por las imitaciones de productos, suponiendo un coste de 13.270 millones de euros a la Unión Europea. Estas cifras confirman que hablamos de un problema real, no solo para los retailers, sino también para la sociedad.
Madrid toma cartas en el asunto
Es tal la magnitud de este problema que se ha convertido ya en una de las prioridades de la Policía Municipal madrileña. Como medida para tratar de resolverlo, hace una semana se presentó Plan de Acción Preferente sobre la venta ambulante ilegal en el distrito Centro, con el pretexto de que este tipo de actividad suponen un perjuicio a nivel de salud pública, económico e, incluso, de seguridad ciudadana.
Miguel Ángel Redondo, delegado de Economía, Innovación y Empleo, ha detallado el impacto que tienen las falsificaciones en el comercio de Madrid, afectando a los establecimientos que se ven obligados a cerrar y a los puestos de trabajo que se dejan de crear:
“El coste que supone también en términos de empleo asciende a una pérdida de 1.500 puestos de trabajo al año”.
Además, la EUIPO (Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea) emitía en junio un nuevo informe en el que se estimaba que, debido a estas acciones de falsificación y venta ilegal, la Unión Europea deja de recaudar 13.270 millones de euros al año. Por ello, también desde el Ayuntamiento de la capital, se ha lanzado una campaña con el título ‘No seas cómplice, sólo ganan las mafias’ para tratar de concienciar a la ciudadanía de lo que supone comprar este tipo de productos.
La delegada del Área de Portavoz, Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz, mantiene que “la campaña quiere apelar a la sensibilidad ciudadana para que no compre estos productos. Estamos seguros de que muchas personas no saben que con su compra solo benefician a las mafias”. “Es un tema muy complejo y hay que abordarlo desde diferentes perspectivas, como la económica o la relacionada con la seguridad”, añade Sanz.
Las falsificaciones en datos: España y Europa
España ocupa el cuarto país con mayor número de casos, tan solo detrás de Alemania, Bélgica e Italia, según los datos de 2017 del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Las tres Comunidades Autónomas con el mayor número de objetos incautados son: Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid. Por el contrario, Cantabria es la que registra el menor dato.
En conjunto, el valor total de las ventas perdidas en España equivale a 146 euros anuales por cada ciudadano español, según el análisis del Ministerio.
Respecto a las categorías, el producto textil, seguido de bebidas/comestibles y calzado son los que muestran los índices más altos. La valoración económica más elevada corresponde a artículos de joyeríaen primer lugar, ropa, calzado y complementos después y, finalmente, relojes. Asimismo, los sectores más afectados por las pérdidas de ventas son el de la cosmética, los vinos y el de los smartphones.
Además, EUIPO mantiene que las pérdidas anuales debidas a la falsificación y la piratería, en 11 sectores económicos clave de la Unión Europea, ascienden a 56.000 millones de euros y las pérdidas globales suponen el 7,4 % del total. Los cinco sectores más destacados son prendas de vestir (28.419 millones), medicamentos (9.577 millones), cosméticos (7.053 millones), smartphones (4.212 millones) y vinos y espirituosos (2.398 millones).
De igual modo, los perjuicios para los ciudadanos europeos derivan a 110€ perdidos por habitante al año, más 467.835 empleos perdidos por la misma causa.
En cuanto al medio de transporte más utilizado para las mercancías falsificadas es el postal, al igual que en España. Posiblemente el motivo sea que los pequeños envíos por correo son mucho más difíciles de interceptar por las autoridades, según el Ministerio.
Por su parte, Catherine De Bolle, directora ejecutiva de Europol, tras una evaluación de las amenazas que realizó EUIPO, declaró que: “Este informe muestra, claramente, que la falsificación y la piratería no son delitos sin víctimas. Los grupos de delincuencia organizada que producen y venden estos artículos no respetan la calidad de los productos que, muy a menudo, suponen un riesgo para la salud y la seguridad. Europol está decidida a continuar con sus esfuerzos, junto con los Estados miembros de la UE y sus socios, para poner freno a las redes delictivas que subyacen a este comercio ilegal y peligroso. La salud y la seguridad de los consumidores europeos son de suma importancia para nosotros”.
Tendencias en el comercio de falsificaciones
Por otro lado, el estudio Tendencias en el comercio de productos falsificados y pirateados estima el valor total del comercio mundial de productos falsificados y pirateados. En la UE, se estima que el 6,8% de todas las importaciones de terceros países son artículos de este tipo, por un valor de hasta 121.000 millones de euros. A esto se suma que el comercio internacional de productos falsificados y pirateados se estima en hasta 460 mil millones de euros.
Sin embargo, un número creciente de empresas registradas en otras economías, incluidas China, Brasil y Hong Kong, también se ven afectadas por el comercio mundial de falsificación y piratería.
El director ejecutivo de la EUIPO, Christian Archambeau, señaló que “La falsificación y la piratería representan una gran amenaza para la innovación y el crecimiento económico, tanto a nivel de la UE como global. El aumento en la proporción de productos falsificados y pirateados en el comercio mundial es profundamente preocupante, y claramente exige una acción coordinada, a todos los niveles, para ser abordada en su totalidad”.
En conclusión, es importante aumentar la concienciación sobre el fenómeno de la delincuencia organizada derivada del mercado de falsificaciones y que puede suponer un peligro para la seguridad y la salud de la ciudadanía de la UE. Algo que ya se está llevando a cabo desde las autoridades e instituciones madrileñas, con el objetivo de que los ciudadanos reduzcan su consumo, ayudando a erradicar esta práctica en la mayor medida posible.