La fiscalidad puede suponer un acelerador o una barrera a la creación, el crecimiento y la atracción de empresa a un país. Cuando se convierte en una barrera, el talón de Aquiles no siempre se encuentra la presión fiscal sino en los costes de transacción asociados al cumplimiento de las obligaciones tributarias. Es decir, los problemas de burocracia, costes en tiempo y dinero que plantea las relaciones entre la Administración y el contribuyente.
Todo ello se traduce en mayor o menor seguridad jurídica y, sin duda, es un factor de competitividad clave para los países en una economía global y abierta. Sobre la situación de España en esta materia, el último Consenso Fiscal de PwC ofrece pistas interesantes: Un 88% de los directivos de empresas considera que el sistema tributario español es complejo, con el consecuente coste en términos de seguridad jurídica. En esta misma línea, la mitad de los encuestados (49%) cree que la coexitencia de varios regímenes fiscales (local, autonómico y estatal) es perjudicial para su actividad. Otro dato llamativo: Siete de cada diez cree que el sistema tributario español es más costoso, en términos de tiempo, que el de los países del entorno.
“El sistema tributario es muy complejo, no solo existe una descoordinación entre las políticas tributarias centrales y autonómicas sino que, a la vez, la abundancia de normas y modificaciones sobre las mismas, afectando en muchas ocasiones a decisiones de inversión tomadas en el pasado, generan inseguridad jurídica, ponen en duda la confianza en futuros incentivos fiscales perjudicando la inversión, hacen muy complicado el adecuado cumplimiento de las obligaciones fiscales y originan una alta litigiosidad tributaria”, explicaba la CEOE en su Propuesta para la Reforma Fiscal hace un año. La patronal ha contabilizado más de 100 figuras fiscales autonómicas y locales que, en algunos sectores, suponen un auténtico puzzle.
El Registro de Economistas y Asesores Fiscales (Reaf) incidía ayer mismo en que la fiscalidad autonómica es una de las grandes reformas pendientes y pedía a los legisladores reflexionar «sobre lo que tenemos para no seguir inventando figuras impositivas».