La realidad virtual y la realidad aumentada abren una nueva dimensión para los usuarios en cuanto a las posibilidades de interacción. Es por eso que son tecnologías que están cobrando un protagonismo cada vez mayor en las empresas que miran hacia el futuro. Tanto es así que ambas forman parte de las llamadas “experiencias inmersivas”, una de las tres tendencias que la consultora Gartner identificó como claves para la transformación digital en los próximos años.
En el caso del retail, aportan novedades muy interesantes tanto para la tienda como para el cliente. Por un lado, sus posibilidades atraen a más clientes hacia a la tienda física a través de una mejora en la experiencia de compra. Es el caso de lo que propone Dreamscape, una empresa de realidad virtual para el retail en la que participa Steven Spielberg. Su tecnología inmersiva permite que hasta seis personas a la vez participen en el mismo entorno virtual, situado en la tienda física, e interactúen con objetos reales, que pueden ser productos a la venta. Esta solución encaja con lo que cada vez más esperan los clientes de la tienda del futuro, tal y como señaló Manuel Rodríguez Contra y el estudio de Capgemini sobre el retail físico: un 60% de los encuestados querría tener en la tienda experiencias sociales con amigos o familiares y un 57% poder tener actividades diferentes.
Por otro lado, la realidad aumentada también puede ofrecer soluciones prácticas en términos de omnicanalidad. Apuntamos algunas posibilidades al respecto en nuestro blogpost sobre el fenómeno de Pokemon Go, una app de juego basada en la captura de los personajes de Pokemon a través de realidad aumentada, pero también existen aplicaciones muy directas para el retail. Por ejemplo, un cliente puede probar “virtualmente” el producto en su casa y si le ha convencido, puede ir después a la tienda física a comprarlo. Así funciona la app del catálogo de uno de nuestros asociados, Ikea: permite visualizar como queda uno de sus muebles en una habitación de la casa donde esté apuntando el móvil o tableta.
«Las tiendas del futuro no intentarán competir con los ecommerce en precio o conveniencia. En lugar de ello, harán lo que muchas tiendas de lujo están experimentando ahora, convirtiéndose a sí mismas en un destino al que los consumidores van de visita en lugar de simplemente comprar», señala Christina Binkley en The Wall Street Journal, al analizar los profundos cambios que están viviendo las tiendas físicas en Estados Unidos.
En este sentido, tanto el comercio físico como el comercio online, las empresas afrontan una gran transformación digital que afecta a todos los procesos, operaciones, logística, formación de equipos, reorganización de las tiendas, medios de pago y experiencia de compra del cliente en general. Nuestras empresas son conscientes de ese desafío y están trabajando para adaptarse a este nuevo entorno.
¿Cómo está respondiendo la distribución a este desafío?:
- Invirtiendo gran cantidad de recursos para mejorar la gestión de la información.
- Optimizando todos los procesos, los costes de explotación y los márgenes.
- Mejorando la experiencia de compra y el servicio al cliente en una multitud de canales on y offline, configurando así un modelo omnicanal.
- Reforzando la cadena de valor para que sea más sostenible desde el punto de vista social, económico y medioambiental.
- Preparando los equipos humanos para el proceso de transformación digital, las nuevas habilidades y perfiles profesionales.
Sin embargo, para que estas respuestas logren su objetivo en un contexto cada vez más tecnológico hacen falta nuevas perspectivas y adaptaciones, también en el ámbito normativo. Por eso señalamos que las nuevas dimensiones en la experiencia de compra y la omnicanalidad que trae consigo la transformación digital requieren un entorno legislativo que sea más flexible y dé respuesta a las necesidades de la tienda del futuro a la que los consumidores ya están dando forma.