La gestión del ciclo de vida de los envases tiene una enorme trascendencia medioambiental y afecta a todos los eslabones de la cadena de valor, desde productores hasta el consumidor final.
El modelo de gestión colectiva de envases que existe en España ha demostrado su eficacia y eficiencia, tanto en el plano económico y como en el ambiental. Además, parte de un enfoque voluntario que ha conseguido una enorme implicación de las empresas y la sociedad. De hecho, los niveles de recuperación de envases en España están por encima de los estándares medios europeos. No obstante, desde determinados ámbitos se ha abierto el debate de la posible implantación de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) obligatorio. Recientemente, en la Comunidad Valenciana.
Precisamente sobre este asunto, la Plataforma Envase y Sociedad ha reunido este jueves en la Fundación Universidad-Empresa de la Universitat de València a los principales agentes económicos y sociales implicados en la gestión de envases domésticos (consumidores, empresas, supermercados, pequeño comercio, hostelería y ayuntamientos) para debatir sobre la posible implantación obligatoria del SDDR.
En conjunto, todos han reclamado una mayor información sobre las consecuencias reales que tendría un SDDR y espacios reales de diálogo en los que aportar conocimiento y poder contrastar modelos. En definitiva, han demandado «frenar la innecesaria urgencia con la que se ha acometido esta iniciativa con el fin de tomar la decisión más adecuada contando con la sociedad en su conjunto».
Juan Quintana, Secretario General de la Plataforma Envase y Sociedad, destacó que con un SDDR en la Comunidad Valenciana se multiplicaría por 7 el coste de la gestión de envases, pasando de 5 euros anuales por familia a 37 euros. Por otro lado, sólo conseguiría aumentar la tasa de reciclaje en algo más del 2,5%.
El debate contó con dos especialistas reconocidos en la gestión de residuos y estudiosos del proceso de implantación obligatoria del SDDR en Alemania. Stephan Roesgen, Vicepresidente de Asuntos Regulatorios en Ardagh Group (líder mundial en fabricación de envases) explicó que la implantación del sistema se produjo para frenar la caída del envase reutilizable. Sin embargo, según las cifras que aportó en su presentación los envases reutilizables han caído de forma continuada, veinte puntos desde 2003. En lo relativo al abandono de residuos “datos estadísticos no muestran diferencias en la cantidad de residuos encontrados en las calles de las ciudades alemanas en los años previos y posteriores a la implantación del SDDR”.
Por su parte, Joachim Quoden, Director de Expra (organización supra europea que integra a 21 sistemas colectivos de responsabilidad ampliada de productor) destacó que el sistema imperante en Europa es el del modelo contenedor y desgranó el incremento de los costes de gestión que ha tenido el SDDR en los países que lo han implantado.
Según explicó, con el SDDR, al disminuir la cantidad de material que va al sistema de contenedores, los productores e importadores cuyos productos están fuera del SDDR deben pagar más por gestionar sus residuos de envases. “Este encarecimiento indirecto del sistema de contenedores recae en el consumidor que tiene que pagar dos sistemas para gestionar estos residuos”, afirmó Quoden. De forma colateral, en Alemania “se produjo un efecto muy negativo, como es el saqueo de los contenedores convencionales para extraer los envases que puedan ir al SDDR, lo que encarece y dificulta la gestión del sistema”, añadió.