La lucha contra el desperdicio alimentario se ha convertido en los últimos años en un eje central de las empresas de distribución. Una cadena de valor más eficiente en la producción, transformación y venta de alimentos, junto con unos consumidores más concienciados son necesarios para reducir el impacto económico, ambiental y social que conlleva el despilfarro.
ANGED cuenta con empresas asociadas que colaboran en la promoción de prácticas de sensibilización entre sus clientes e impulsan acciones para reducir el desperdicio alimentario a través de las mejoras en la gestión de stock de alimentos frescos y perecederos, impulso de productos frescos de proximidad, mejoras en las cadenas de refrigeración y sistemas de envasado para garantizar la vida útil de los productos u ofertas para liquidar alimentos con fecha de consumo preferente o caducidad próxima, entre otras.
En su lucha contra el desperdicio, las compañías de ANGED donan anualmente cerca de 9 millones de Kg alimentos a organizaciones como el Banco de Alimentos, Cáritas o Cruz Roja.
Por otro lado, algunas de las iniciativas realizadas se adaptan a las nuevas tendencias, como por ejemplo la utilización de la aplicación Too Good To Go que permite liquidar los excedentes del día, o la circularidad con el desarrollo de nuevos productos como sustrato universal residuo cero. Algunas de nuestras empresas cuentan con objetivos de reducción del desperdicio alimentario de hasta un 50% entre 2020 y 2025.
Por su parte, ANGED ha colaborado en la mejora de la cadena agroalimentaria mediante su participación en la estrategia Más alimento, menos desperdicio, coordinada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación desde 2013 y en la iniciativa La alimentación no tiene desperdicio, liderada por AECOC y en la que participan 700 empresas y organizaciones de toda la cadena de valor agroalimentaria, entre ellas ANGED.
Según los últimos datos recogidos por esta iniciativa de AECOC, en la distribución comercial de España sólo “un 0,99% de los productos no llega nunca a comercializarse. Las razones son varias: deterioro de los envases y embalajes, errores de etiquetado o cercanía de la fecha de consumo. De ese 0,99%, un 31,31%, totalmente apto para el consumo, pero no para su comercialización, se dona a instituciones benéficas y un 31,51% se destruye al no hallar opciones de aprovechamiento para este total”.
Uno de los frenos recurrentes a las donaciones de alimentos, sobre todo en empresas de menor tamaño, era la fiscalidad. Como reconocía recientemente el subdirector de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), Francisco Greciano, “aprobar una exención del IVA de las donaciones de alimentos y productos no alimentarios redundará en un incremento de las donaciones que ya realizan la mayoría de las empresas”.
Precisamente, organizaciones empresariales (ACES, ADIGITAL, AECOC, AMETIC, ANGED, ASEDAS, FIAB y Marcas de Restauración) y organizaciones del tercer sector (Federación Española de Bancos de Alimentos, World Vision, Fundación Lealtad, Plataforma para la Infancia, Asociación Española de Fundraising y Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo) lideraron recientemente una iniciativa que, bajo el nombre de Donar para cuidar el planeta, para solicitar la supresión del IVA de las donaciones de productos.
Esta demanda fue recogida finalmente este abril a través de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que modifica el artículo 91 de la Ley 37/1992 del Impuesto sobre el Valor Añadido, para aplicar un IVA del 0% sobre las donaciones de productos a entidades sin fines lucrativos.