- La reducción de las horas de apertura perjudica a los consumidores con mayores problemas de conciliación
- Endurecer las restricciones a la actividad de las tiendas físicas únicamente otorgan una ventaja competitiva más al comercio online
- La norma, anclada en el proteccionismo de los ochenta, es extemporánea para el momento de profunda transformación digital que vive el consumo
La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) considera que la nueva Ley de Comercio aprobada ayer en el Parlament de Cataluña es anacrónica y queda totalmente al margen de los profundos cambios que vive hoy el consumo y el rápido avance de la transformación digital.
La norma permanece anclada en la legislación comercial proteccionista de los años 80 y se ha olvidado absolutamente de la existencia del comercio online. Las restricciones impuestas a las tiendas físicas en asuntos fundamentales para su competitividad, y que no se aplican al comercio online, como las horas de apertura y de cierre, el máximo de horas de apertura semanales, los periodos de rebajas y descuentos o los festivos comerciales tendrá graves consecuencias.
Por un lado, perjudican enormemente a millones de consumidores que, por distintos motivos, necesitan horarios comerciales más amplios para poder conciliar su vida laboral, personal y de ocio. Por otro lado, restringir la actividad de las tiendas físicas, lejos de proteger a una parte del comercio, otorga una enorme ventaja competitiva al comercio online, operado principalmente por grandes firmas globales, que no están sujetas a las restricciones impuestas por la Generalitat al resto de competidores.
ANGED advierte de que gran parte de estas limitaciones y restricciones a la actividad comercial se convierten de facto en un elemento que perjudica la competitividad y el empleo del comercio físico frente al comercio online. Además, como ha reiterado la Autoridad Catalana de la Competencia, el proteccionismo aplicado desde principios de los noventa, lejos de beneficiar al pequeño comercio, ha impedido su modernización.
El sector comercial necesita un marco legal moderno y flexible, alejado de los permanentes conflictos judiciales que este tipo de proteccionismo está generando. La regulación tiene que mirar al futuro y facilitar la transformación tecnológica que requiere hoy nuestro sector para afrontar con garantías los profundos cambios en los hábitos de consumo que se están produciendo.