La libertad de empresa en una economía favorece la agilidad en la toma de decisiones a la hora de afrontar dificultades. Especialmente, en crisis tan rápidas e impredecibles como la ocasionada por la pandemia del covid-19. En el caso de España, los sucesivos ranking de competitividad global, así como las recomendaciones de los Semestres Europeos han incidido desde hace año en el margen de mejora que tiene nuestro país en este campo. De hecho, en el último Índice de Libertad Económica (ILE), España ha retrocedido en 2020 un puesto, hasta el 58 de 180 países analizados, según informa el Instituto de Estudios Económicos (IEE) a partir de este índice global que elabora The Heritage Foundation y The Wall Street Journal.
«El margen de mejora para España es grande. Respecto a la media de la UE, la libertad económica debería aumentar un mínimo de un 6%, mientras que el incremento debería ser de al menos el 9% para lograr los niveles del promedio de la OCDE. De igual forma, para homologarse con las mejores prácticas de nuestro entorno comparado, España tendría que mejorar un 26% en materia de libertad económica», resume el IEE.
Según este estudio, España se sitúa entre el grupo de economías intermedio, moderadamente libres. ¿Por qué? Los autores señalan que «España se beneficia al alza de las categorías que no dependen directamente de decisiones de políticas nacionales, sino que se subordinan a nuestra pertenencia a la Unión Económica y Monetaria», principalmente en áreas de la política monetaria, el comercio exterior y la atracción de inversión. «Por el contrario, las peores notas corresponden a las áreas que dependen directamente de nuestras decisiones domésticas en materia de política económica. El gasto público y la efectividad judicial (libertad de empresa, libertad laboral) guardan una estrecha relación con la cuestión de las Administraciones Públicas», señala el Instituto de Estudios Económicos.
Como recordaba el presidente del IEE, Gregorio Izquierdo, «la libertad económica en general, y la libertad de empresa, son factores determinantes para explicar el nivel de desarrollo económico y para catalizar la dinámica económica. España puede acelerar su progreso y normalización económica, invirtiendo en libertad económica y libertad de empresa, lo que en un entorno como el actual obliga a priorizar la búsqueda de confianza mediante una mayor seguridad jurídica, con un marco regulatorio que facilite la capacidad de adaptación de empresas dotándolas de la flexibilidad necesaria para ello».