La Comisión Europea acaba de sacar a España del control de déficit excesivo que ha estado sujeto desde 2008. Diez años después del estallido de la crisis, es posible analizar con cierta perspectiva algunos balances sobre las reformas económicas aplicadas durante este tiempo y, también, repasar la agenda de las que quedan todavía por implementar.
La Revista ICE del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio reúne precisamente en uno de sus últimos números la opinión al respecto de varios expertos y economistas. Y entre la agenda de asuntos pendientes, resuena uno recurrente: la simplificación de nuestro entorno normativo. Para Miguel Cardoso, economista Jefe de BBVA Research, “es llamativo el poco progreso que se ha producido para impulsar un marco regulatorio que generara más competencia en el mercado interno, o que incentivara el crecimiento de las empresas».
Miguel Cardoso, de BBVA Research: “Es llamativo el poco progreso que se ha producido para impulsar un marco regulatorio que generara más competencia en el mercado interno, o que incentivara el crecimiento de las empresas».
Precisamente, en sus últimas recomendaciones a España, la Comisión Europea vuelve a insistir en que “el carácter restrictivo y fragmentado de la regulación en España impide a las empresas aprovechar las economías de escala”. Es decir, estrangula el crecimiento de las empresas y explica, entre otras cosas, “la brecha de productividad” frente a otros Estados Miembros y “una menor capacidad de absorción de conocimientos y tecnología”.
En esta misma línea, Miguel Cardoso insiste en que «las regulaciones que pudieran estar afectando al tamaño de la empresa española» como «algo crucial dada la relación positiva entre escala y productividad. Por un lado, existen políticas que buscan ayudar a las pequeñas empresas, pero que terminan limitando su crecimiento y la evolución de la productividad. A este respecto, se pueden mencionar aquellas barreras que protegen a las pymes de la competencia, prohibiendo explícitamente el establecimiento de grandes empresas. Esto sucede, por ejemplo, en el comercio minorista, con la limitación al establecimiento de las grandes superficies en ciertas partes del entorno urbano. Por otro lado, adicionalmente, hay ayudas fiscales dependientes del tamaño, que pueden generar incentivos inadecuados para las empresas: evitar continuar creciendo para seguir recibiendo la bonificación«.
Según datos de BBVA Research (2018), el incremento de la incertidumbre sobre la política económica ha restado 0,3 puntos porcentuales al PIB en promedio, por año, desde 2016
Para el economista jefe de BBVA Research, «avanzar en este tipo de reformas durante la recuperación puede ser
ahora
más viable. En particular, los intereses afectados por la mayor competencia podrían ser más fácilmente compensados
por el aumento que se observa en la actividad». Una línea de reformas que desde ANGED venimos manifestando reiteradamente.
De hecho, la parálisis de reformas y la falta de consenso para impulsarlas «podría estar afectando negativamente la capacidad de crecimiento de la economía», señala Cardoso en el artículo de la Revista ICE. Según datos de BBVA Research (2018), el incremento de la incertidumbre sobre la política económica ha restado 0,3 puntos porcentuales al PIB en promedio, por año, desde 2016.