La campaña de rebajas de verano ya ha comenzado en varios comercios. Desde 2012, cada comerciante puede establecer, en función de las características de su negocio, los periodos de rebajas. Pese a este cambio, las rebajas como tal siguen teniendo un gran interés comercial, tanto para las empresas como para los consumidores. En el caso de algunas categorías comerciales, siguen siendo un periodo muy importante para liquidar el stock de final de temporada.
En particular, el sector textil está experimentando unos cambios muy profundos y su evolución ya no depende del establecimiento de un periodo obligatorio de rebajas sino que viene influido por otra multitud de aspectos de enorme trascendencia: fortísima irrupción del comercio online y las nuevas tecnologías que aumentan la competencia y fomenta la transparencia de precios; aspectos climatológicos; multiplicidad de temporadas…
Ya no existen solo dos temporadas sino muchas colecciones, lo que hace que los comerciantes necesiten también más periodos para dar salida a los stocks; etc.
Una palanca importantísima para dinamizar las ventas en el arranque de la campaña de rebajas será sin duda los domingos de apertura comercial: 7 comunidades abren el 30 junio y 8 comunidades lo hacen el 7 de julio. Estas aperturas ayudan al comercio a dinamizar la vida de las ciudades, integrarse con el resto de actividades de ocio y aprovechar el tirón de la demanda turística al inicio de la campaña verano.
Desde ANGED entendemos que en la era digital en la que ha entrado el consumo, plantear una vuelta a la regulación
de los periodos de rebajas es simplemente imposible, porque no se puede aplicar a las plataformas tecnológicas y a otras campañas promocionales de amplísima aceptación para los consumidores, como el Black Friday, que se encuentran fuera de los citados periodos tradicionales. Por tanto, este debate está totalmente superado por el comercio digital, al que es imposible someter a fechas y periodos de rebajas.
Según datos de la CNMC, el 50% de las compras online de los españoles son a empresas radicadas en otros países, lo que indica la dimensión del entorno competitivo actual. Por eso, imponer al comercio físico periodos estrictos de rebajas que no van a ser respetados por grandes operadores globales del comercio digital supone ofrecer una ventaja adicional a estas compras online.
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