Madrid, 2 de julio de 2012. La propuesta lanzada hoy por el Gobieo de dejar en 10 días el mínimo de domingos y festivos de apertura tendrá un alcance imperceptible. Las empresas de ANGED consideran que se trata de una reforma solo aparente, con un impacto irrelevante y muy alejado de las medidas de calado que requiere la economía española para recuperar la confianza y el consumo.
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El Gobieo elevó a Bruselas, dentro del Plan Nacional de Reformas, su propósito de modeizar los horarios comerciales. Pero a pesar de la trascendencia que el Ejecutivo y el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, han dado a este asunto desde el inicio de la legislatura, se puede decir que la propuesta anunciada supone un paso atrás respecto a los 12 domingos de apertura establecidos en 2000 por el Gobieo del PP.
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La libertad de horarios para todos los establecimientos comerciales es una reforma que, sin coste fiscal, tiene un enorme impacto económico. Según un estudio reciente del IE, las restricciones de horarios actuales impiden la creación de 20.000 puestos de trabajo a medio plazo y elevar un 2,8% la facturación del sector minorista. Además, la libertad de horarios tiene un efecto muy positivo sobre otras actividades como la hostelería, el turismo, el ocio y el entretenimiento.
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En la difícil coyuntura económica actual, el planteamiento expuesto por el Ejecutivo supone perder una gran oportunidad para hacer una reforma profunda del comercio minorista, capaz de satisfacer las nuevas demandas sociales y contrarrestar la caída del consumo. Portugal e Italia, con una estructura comercial muy parecida a la española, ya han impulsado la libertad de horarios como medida de choque contra la crisis. Además, esta propuesta desoye las recomendaciones de la Comisión Nacional de la Competencia, el Consejo Europeo, el FMI o la OCDE. Todos estos organismos han reiterado que las restricciones a la libertad de horarios así como las barreras regulatorias sobre distintos formatos comerciales son injustificadas y generan efectos perversos sobre la competencia, la productividad y el empleo. Y también han cargado contra la disparidad regulatoria entre autonomías: mientras que Madrid ha apostado por la plena libertad de horarios, la mayor parte de las comunidades ha mantenido un calendario de mínimos.
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En materia turística, los cambios anunciados por el Ejecutivo no aportan nada significativo que no pudieran hacer ya los Ayuntamientos. La normativa propuesta no garantiza que los municipios de gran afluencia turística cuenten con un régimen de libertad comercial. Existe un riesgo, por tanto, de que se mantengan las actuales restricciones de horarios que no hacen sino desatender las necesidades de compra de los turistas y desaprovechar oportunidades para generar empleo e ingresos en la economía española.
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Desde ANGED confiamos en que, tomándose en consideración todos estos aspectos, se asuma un nuevo enfoque que pueda dar respuesta urgente a las necesidades del sector comercial y de nuestra economía.
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